CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS
CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS
Escrito por el Dr. Alejandro López Leija. Medicina Interna.
Un defecto cardíaco congénito ocurre cuando el corazón o los vasos sanguíneos próximos al
corazón no se desarrollan adecuadamente antes de nacer. Estas malformaciones pueden resultar
en una disminución en el flujo bombeado desde el corazón, la presencia de cortocircuitos que
conecten la circulación pulmonar con la circulación sistémica y en algunos casos solamente la
presencia de soplos o ruidos cardíacos anormales asintomáticos.
Este tipo de malformaciones puede aparecer de forma aislada o aparecer en el contexto de
síndromes o asociaciones genéticas junto con otras malformaciones en el cuerpo. En algunas
bibliografías se estima que de cada 100 recién nacidos vivos, entre 3 y 4 presentará una
malformación al nacer, siendo de las principales causas de enfermedad al nacimiento. De todas
las diferentes malformaciones, las cardiopatías congénitas son las segundas en frecuencia en
México, detrás de las malformaciones del sistema nervioso central. El riesgo de presentar una
malformación cardiovascular aumenta entre mayor prematuridad tenga el recién nacido.
La gran mayoría de las cardiopatías no puede limitarse a una sola causa, como una
mutación genética, sino que tienen una amplia gama de causas (multifactorial). Existen
algunos factores de riesgo de la madre que pueden favorecer la aparición de una cardiopatía
congénita, entre los que se encuentran las enfermedades del tejido conjuntivos, la diabetes
mellitus, la historia familiar de malformaciones cardíacas y la exposición a sustancias o
fármacos teratógenos durante el embarazo.
Dado que existe un amplio número de malformaciones descritas en el presente artículo solo
se describirán las cuatro cardiopatías congénitas más frecuentes y con mayor impacto en
nuestro medio:
1. Conducto arterioso persistente
Durante la vida intrauterina, la ciruclación sanguínea es diferente debido a que el
órgano encargado de aportar oxígeno y nutrientes al feto es la placenta, diferente a la vida
extrauterina en la que los pulmones y los intestinos aportan el oxígeno y los nutrientes
respectivamente. Una de las principales diferencias entre el sistema circulatorio fetal del
sistema circulatorio extrauterino es la presencia del conducto arterioso, el cual es un vaso
sanguíneo que conecta la arteria pulmonar (principal arteria de la circulación pulmonar) con
la aorta (principal arteria de la circulación sistémica). Esto es útil en la vida
intrauterina debido a que los pulmones no se encargan de la oxigenación y por lo tanto no es
necesario que reciban sangre a través de la circulación pulmonar. Por lo tanto la sangre
fluye del corazón derecho hacia la arteria pulmonar, pasa por el conducto arterioso llegando
a la arteria aorta y con ello llegando a la circulación sistémica.
Al momento del nacimiento, cuando los pulmones se convierten en los órganos que oxigenan
la sangre, es necesario que el conducto arterioso se cierre para permitir la adecuada
circulación pulmonar. El conducto arterioso se cierra de forma fisiológica después de unas
cuantas horas del nacimiento y en los siguientes días se da un proceso de fibrosis, el cual
cierra de forma anatómica dicho conducto, dejando como remanente un ligamento. Si el conducto
arterial fracasa en su cierre natural, debido a que existe una mayor presión en la aorta que
en la arteria pulmonar en la vida extrauterina, la sangre fluirá de la aorta hacia la arteria
pulmonar, aumentando progresivamente la presión de la arteria pulmonar.
Las manifestaciones clínicas de la persistencia del conducto arterioso dependen
principalente del tamaño y flujo del conducto arterioso. Si existe un mayor flujo, esto se
traduce en una enfermedad de progresión más rápidoa y de sintomatología mas grave desde
etapas muy tempranas de la vida.
El diagnóstico de esta malformación se realiza a través del ecocardiograma, sobre todo en
niños pequeños. En pacientes más grandes, se pueden requerir otros estudios de imagen como
resonancia magnética, tomografía computada y cateterismo cardíaco.
Con respecto al tratamiento, en algunos casos el conducto arterioso puede cerrarse de
forma espontánea sin ningún tratamiento, por lo que puede sugerirse tratamiento conservador
con vigilancia solamente. El tratamiento farmacológico es la primera opción de tratamiento la
mayoría de las ocasiones, pudiendo administrarse indometacina, ibuprofeno o paracetamol. En
caso de falla al tratamiento farmacológico o la presencia de datos de hipertensión pumonar
leve o moderada se puede ofrecer un tratamiento quirúrgico, a través de cateterismo o de
cirugía abierte.
2. Defecto del septum auricular
Esta cardiopatía congénita se caracteriza por un defecto en la pared que separa ambas
aurículas que permite un flujo entre ellas, habitualmente de la aurícula izquierda a la
derecha. Por lo anterior, se produce un flujo de sangre de entrada al ventrículo derecho
mayor, pudiendo aumentar las presiones del sistema ciruclatorio pulmonar por el aumento del
flujo a través de este. Este defecto también se denomina “comunicación interauricular”. Al
igual que la persistencia del conducto arterioso, es parte de la circulación habitual del
feto, que está destinada a obliterarse con el nacimiento. Cuando es pequeña, pueda pasar
desapercibida toda la vida. Sin embargo, cuando es grande, el exceso de sangre que regresa a
la aurícula derecha hace que el corazón derecho y el sistema circulatorio derecho se vean
sobrecargados, con lo que puede aumentar la presión de las arterias pulmonares pudiendo
generar insuficiencia cardíaca derecha, entre otras complicaciones.
Los pacientes con defecto del septum auricular habitualmente son asintomáticos. Los
pacientes que desarrollan síntomas pueden presentar taquipnea, pobre ganancia de peso en la
infancia, aumento de la incidencia de infecciones pulmonares y arritmias supraventriculares;
estas últimas en pacientes de mayor edad habitualmente.
El diagnóstico de esta malformación se puede realizar con el ecocardiograma transtorácico
(no invasivo) y en algunas ocasiones es necesario realizar un ecocardiogrma transesofágico
(invasivo). En algunos casos puede ser necesaria la realización de otros estudios de imagen
avanzados como tomografía de arterias coronarias (principalmente en adultos), resonancia
magnética cardíaca y la realización de un cateterismo cardíaco.
El tratamiento de esta malformación consiste en el cierre del defecto. Este puede
realizarse de forma percutánea a través de cateterismo cardíaco o de forma quirúrgica.
3. Defecto del septum ventricular
Igual que el defecto previo, el defecto de la pared ventricular o “comunicación
interventricular” se caracteriza por la presencia de un defecto anormal en la pared que
divide al corazón derecho del izquierdo. En este caso en la porción que divide en ventrículo
derecho del izquierdo. Este tipo de malformación no se produce por la persistencia de un
componente de la circulación sanguínea fetal.
Se puede sospechar este defeto en niños en los que se detecta un soplo holosistólico en
barra. Habitualmente los pacientes son asintomáticos al nacimiento y pueden desarrollar
sintomatología de insuficiencia cardíaca en el transcurso de días o semanas. Algunos síntomas
y signos habituales son el cansancio extremo, respiración rñapida y superficial, disficultad
respiratoria y/o sudoraciñón durante la alimentación, incapacidad para la succión durante la
alimentación, y pobre ganancia de peso.
El diagnóstico se realiza con el ecocardiograma, el cual puede localizar y caracterizar
el defecto.
El tratamiento puede incluir el cierre del defecto a través de cateterismo o de cirugía
abierta. Algunos tratamientos farmacologicos pueden utilizarse sobre todo para disminuir los
síntomas y signos de la enfemedad. Estos incluyen los diréticos, los inhibidores de la enzima
convertidora de angiotensina y la digoxina, entre otros.
Las tres malformaciones mencionadas previamente son las más frecuentes, y no resulta
extraño que se presenten dos o más simultáneamente. En caso de gravedad, todas se reparan con
cirugía, así como también todas pueden corregirse espontáneamente, cuando son defectos
mínimos.
4. Tetralogía de Fallot
La palabra “tetralogía” surge de dos términos griegos que se traducen en “cuatro
palabras”. Se trata de un conjunto de cuatro malformaciones que se presentan juntas como una
sola entidad. Forma parte de las cardiopatías congénitas cianógenas, que se caracterizan por
permitir el paso de sangre poco oxigenada a la circulación sistémica sin pasar por la
circulación pulmonar, generando con ello una disminución del oxígeno arterial y favoreciendo
la coloración azulada de la piel característa de éstas.
Esta cardiopatía congénita se compone de cuatro malformaciones que se mencionan a
continuación:
1. Defecto del septum ventricular
2. Un impedimento del flujo de la sangre del corazón hacia los pulmones (“atresia
pulmonar”)
3. La aorta, mal posicionada, se encuentra sobre el orificio de salida entre los
ventrículos.
4. El músculo del ventrículo derecho engrosado
La obstrucción en la válvula pulmonar (salida del corazón hacia los pulmones) impide que
la cantidad habitual de sangre sea bombeada a los pulmones, por lo que mucha sangre pasa a
través del defecto de la pared ventricular desde el ventrículo derecho al ventrículo
izquierdo y sale por la aorta. En otras palabras, como ya se ha mencionado, un volumen
importante de sangre no pasa por los pulmones, y no es debidamente oxigenada antes de pasar
hacia la circulación sistémica.
Esta malformación se sospecha en niños con cianosis (coloración azulada de la piel),
hipoxemia y presencia de un soplo cardíaco. El diagnóstico se puede confirmar con la
realización de un ecocardiograma. Algunos otros hallazgos sugestivos de esta cardiopatía
congénita son una imagen cardíaca en forma de bota en la radiografía cardíaca, un
electrocardiograma con cambios sugestivos de crecimiento ventricular derecho y bloqueo de
rama derecha.
Los bebés y niños pequeños con tetralogía no reparada de Fallot a menudo son azules,
debido al gran flujo de sangre no oxigenada en circulación. La tetralogía de Fallot se trata
quirúrgicamente y siempre requiere el seguimiento por múltiples especialistas
Referencias:
1. Mendieta-Alcántara GG. et al (2013) Incidencia de las cardiopatías congénitas y los
factores asociados a la letalidad en niños nacidos en dos hospitales del Estado de México.
Gaceta Médica de México; 149:617-23.
2. Cardiopatías Congénitas visto en: Fundación Española del Corazón. Fecha de última
consulta: 27/07/2019
https://fundaciondelcorazon.com/
3. About Congenital Heart Defects visto en:American Heart Association. Fecha de última
consulta: 29/07/2019.
https://www.heart.org