DISAUTONOMIA
DISAUTONOMIA: Una efermedad de la que poco se habla
Escrito por el Dr. Jesús Antonio González Hermosillo González.
Galeno en el siglo II AC, enseñaba que los nervios distribuían los espíritus animales para armonizar en “simpatía” las actividades de los órganos del cuerpo, concepto original de un sistema nervioso simpático responsable de coordinar las funciones corporales. Langleyi en el siglo XIX, acuño el termino,”sistema nervioso autónomo,” con funcionamiento automático, e independiente de la voluntad. El conocimiento aportado por hombres como Cannon, Rosenblueth, Von Euler y otros, ha permitido entender el papel que ejerce este sistema en la respuesta al estrés, el que Selye consideraba como una amenaza para la homeostasis (control de nuestro medio interno). El sistema nervioso autonómo que funciona en forma refleja tiene dos componentes que funcionan en forma antagonica y cooordinada como el “Yin y Yang”de los chinos, el simpático y el vago o parasimpático. Ambos coordinan el funcionamiento de nuestras funciones vitales, como el latido del corazón, la respiración, la digestión, la función sexual, la emisión de orina y la temperatura corporal. El simpático controla las reacciones del cuerpo para prepararlo para la “lucha o la huida” y poder enfrentar a un peligro o estrés. El parasimpático regula las funciones meramente vegetativas y los procesos de conservación de la energía como la digestión y la reproducción. Normalmente, ambos componentes están en equilibrio pero en los individuos que sufren de “disautonomía”, este se pierde y el simpático o el parasimpático predominan anormalmente, aunque en algunos enfermos ambos están afectados.
Los pacientes con signos o síntomas sugestivos de un trastorno combinado cardiovascular, neurológico y psiquiátrico representan una gran proporción de la consulta médica y son un reto diagnóstico y terapéutico, por lo que ellos y los médicos que los tratan se frustran a menudo y se tiene que recurrir hasta la medicina alternativa para el manejo.
El síndrome de DaCosta o Astenia Neurocirculatoria descrito en el siglo XIX, con síntomas atribuidos a un sistema nervioso autonómo que funciona inadecuadamente, se le ve con la misma frecuencia de antaño y ahora es conocido como “disautonomía.” El cuadro clínico se caracteriza por episodios de mareo con los cambios posturales y al estar de píe, nausea, ansiedad, palpitaciones enérgicas y rápidas, fatiga, ahogo, dolores de cabeza, malestar precordial, visión borrosa, sudoración fría, alteraciones del sueño, dificultad para concentrarse en tareas mentales, sensación inminente de desmayo y desmayos conocidos como síncopes. Los síntomas ocurren o se intensifican con la bipedestación por lo que a este tipo de disautonomía los especialistas la conocen como intolerancia ortostática. Esta enfermedad deteriora la calidad de vida y sus sintomas pueden llegar a ser incapacitantes. Con frecuencia son precipitados por situaciones como: ejercicio, la bipedestación, las emociones, y la ingesta de ciertos alimentos principalmente carbohidratos.
En México, Ignacio Chávez fundador del Instituto Nacional de Cardiología, describió el Corazón Neurotónico, para describir el padecimiento de una mujer joven que sufría de cansancio exagerado y desproporcionado a las actividades realizadas, mareos, molestias en el pecho, falta de aire en reposo y en el ejercicio, sudor frío en manos y píes y otros síntomas digestivos y genitourinarios, sin evidencia de lesiones cardiovasculares orgánicas que explicaran el cuadro clínico. El Maestro, como el gran clínico que era, señalaba; “puesto que sufre de muchas partes a la vez y con igual intensidad, es muy probable que no este enferma, que no tenga lesiones en ninguna de esas partes y que lo que esta enfermo es algo capaz de repercutir al mismo tiempo sobre todos esos organos, el sistema nervioso autónomo.
A lo largo de la historia, se han descrito enfermedades misteriosas de naturaleza psiconeurocardiológica en las que el sistema simpático parece ejercer un papel importante. Cada especialidad médica tiene cuando menos uno de estos padecimientos inexplicados (porque una enfermedad definida ha sido excluida) o funcionales. Por ejemplo, los reumatólogos pueden diagnosticar los dolores musculares generalizados de origen obscuro como fibromialgia, los gastroenterólogos, los dolores abdominales, la diarrea y la constipación como colitis nerviosa, los urologos el aumento de la frecuencia y la urgencia de la micción como vejiga neurogénica y los infectólogos el cansancio inexplicado como síndrome de fatiga crónica. Hay en ellos mucho en común, los síntomas se traslapan y en todos hay coexistencia con estrés y factores emocionales.
Los individuos que en el pasado hubieran sido calificados de neurasténicos, en la actualidad reciben diferentes diagnósticos como parte de su disautonomía. Estos incluyen, encefalomieltitis mialgica/síndrome de fatiga crónica, síncope vasovagal o neurocardiogénico, intolerancia ortostática, síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS), síndrome de taquicardia sinusal inapropiada, hipotensión e hipertensión neurogénica, ataques de pánico, ansiedad etc. Los afectados por estas condiciones tienden a experimentar un desequilibrio, y a menudo una peculiar volatilidad en el sistema nervioso autonómo. En realidad las disautonomías son multiples e incluyen trastornos funcionales o con daño estructural del sistema nervioso autónomo que engloban desde la astenia neurocirculatoria de antaño, considerada benigna y que afecta a individuos sanos, hasta enfermedades neurodegenerativas graves, unas primarias, progresivas y debilitantes e inclusive mortales, como la falla autonómica pura y la atrofia de sistemas múltiples y otras secundarias a otros padecimientos como la diabetes, la amiloidosis y el Parkinson. El manejo de las disautonomías es multidisciplinario (cardiología, neurología, endocrinología, reumatología, gastroenterología, psiquiatría) y con frecuencia representa un importante reto para el manejo.
La “disautonomía” no tiene una sola causa que la ocasione, puede ocurrir en forma familiar y tener un origen hereditario o ocurrir precipitada por estrés fisico o emocional, ser secundaria a infecciones virales, procesos autoinmunes, exposición a tóxicos, cirugías, y traumatismos. Los pacientes con este tipo de disautonomía que en principios son hipotensos pueden evolucionar hacia la hipertensión arterial y a otras enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares crónico-degenerativas que tienen como sustrato la aterosclerosis. El pronostico en la mayoría de los casos es bueno y los pacientes pueden llegar a ser capaces de llevar una vida normal, principalmente porque ahora el reposo ya no es considerado el tratamiento de elección. Pero aunque los síntomas en algunos enfermos pueden llegar a desaparecer, en mucha gente esto no ocurre y persisten toda la vida, por lo que la búsqueda de asistencia médica es demandante y a menudo frustrante por el pobre conocimiento del problema.
Se estima que aproximadamente 1 de cada 100 adolescentes desarrolla disautonomía antes de llegar a ser adulto y el 75% al 80% de los pacientes son mujeres ( 3:1). La enfermedad tiene un curso continuo o intermitente casi siempre durante años, pero puede ocasionalmente autolimitarse.
Algunos han considerado que estos individuos sufren de un trastorno funcional o psiquiátrico ya que el cuadro clínico no siempre puede ser explicado por alteraciones del sistema nervioso autonómo, lo que sugiere que existe un substrato psicológico.
La prueba de inclinación en mesa basculante, es útil para la evaluación de la disautonomía y algunos pacientes pueden exhibir síncope con una reacción vasovagal caracterizada por hipotensión arterial y disminución de la frecuencia cardíaca, la llamada bradicardia. Es importante recordar que los pacientes con disautonomía pueden llegar a experimentar una variedad de dificultades personales y sociales, que incluyen problemas ocupacionales, maritales, psicológicos, legales y financieros. La consulta psicológica, el yoga y el ejercicio aeróbico son de utilidad para su tratamiento.
Con la pandemia de COVID-19, 20 a 30% de los individuos infectados e independientemente de la gravedad del cuadro agudo desarrollan síntomas disautonómicos que persisten por más de 12 semanas. En algunos, la disautonomía estaba ya presente antes de la infección viral y se agrava con esta, pero en muchos otros la disautonomía aparece “de novo” despues de la misma. A este padecimiento se le conoce como COVID prolongado o secuelas de COVID. En los Estados Unidos de America, los Institutos de Salud han destino más de un billon de dolares para investigar los mecanismos de esta nueva pandemia que amenaza ya la economía global.