Calidad del Aire y la Salud Cardiovascular

Supervisión de contenido Doctor Enrique López Mora
Artículo escrito por el Médico Internista Juan Miguel Guerrero Hernández

¿Cuál es el impacto que tiene el aire que respiramos en nuestra salud cardiovascular cuando este tiene altos índices de contaminación?
La evidencia hasta el momento nos indica que existe una mala relación entre el aire contaminado y la salud del corazón. Los expertos catalogan el estado del aire como parte de los 10 factores de riesgo más importantes a nivel mundial que provocan enfermedades en los seres humanos. De hecho, en 2017 se atribuyeron 49,095 muertes en México debido a la contaminación del aire. Impresionante ¿verdad?
Por si fuera poco, cuando se analizan estas muertes, se llega a la conclusión de que la causa más frecuente en la mayoría de estas es el Infarto agudo al miocardio. Estos números dejan en evidencia que la contaminación ambiental impacta de manera muy importante nuestra salud cardiovascular.

Hay que recordar que la salud cardiovascular depende de 4 factores:

  • Estilo de vida
  •  Factores biológicos
  •  Servicios sanitarios que nos puedan atender
  •  Medio ambiente

Este último factor es tan importante como los otros tres porque los contaminantes ambientales afectan nuestro sistema cardiovascular a través de distintos mecanismos.

Lo que pasa es que, al inhalar estos contaminantes, se producen reacciones inflamatorias a través de especies reactivas de oxígeno que como ya hemos mencionado anteriormente, provocan alteraciones a nivel del endotelio (órgano que recubre las arterias y las venas por dentro), ocasionando alteraciones como aumento de la presión arterial y formación de placa de ateroma (placas de colesterol e inflamación importante), además de predisponer a la trombosis (formación de coágulos) a través de la disfunción endotelial.

Es por esto que en lugares mayormente contaminados existe una mayor incidencia de toda clase de enfermedades cardiovasculares, no solo infarto miocárdico, si no que también arritmias como fibrilación auricular e incluso disección de la arteria aorta, de hecho es sabido que además los pacientes que han sido sometidos a trasplante cardíaco tienen un peor pronóstico si estos viven en zonas contaminadas.

Existe un estudio publicado en la revista médica de alto impacto The Lancet en donde se observó que personas que caminaban en zonas verdes tenían una mejoría de su capacidad pulmonar, tanto sanos como pacientes enfermos con patología cardiovascular de base. Sin embargo, cuando lo hacían en calles de alta contaminación, no existía esta mejoría de su capacidad pulmonar. Se desconoce a ciencia cierta qué es lo que ocurre dentro del corazón.

Una teoría es que, al realizar actividad física aumentamos nuestro consumo de aire para aumentar los niveles de oxígeno circulando, por lo que la posibilidad de que ingrese más aire contaminado a nuestro sistema respiratorio y cardiovascular es mayor.

Por lo antes mencionado se está considerando dar la recomendación de realizar actividad física en espacios amplios con bajo índice de contaminación, por ejemplo los espacios verdes de las ciudades.

Según datos preliminares de un estudio realizado con 140 pacientes en rehabilitación cardiaca a los que se les realizó una ergoespirometría antes y después del programa, existe una modesta correlación pero significativa entre menos contaminación haya y mayores mejorías en cuanto al consumo de oxígeno. Por el contrario, en aquellos pacientes que vayan a cursar un programa de rehabilitación en zonas más contaminadas, pueden existir un menor beneficio de la rehabilitación cardiaca, sin embargo hacen falta más estudios para llegar a conclusiones definitivas.

Es importante tener en cuenta no solo el realizar actividad física, si no en dónde la estamos llevando a cabo. Esto abre un panorama más amplio en cuanto a generar una conciencia sana respecto a buscar tener cada vez más espacios libres de contaminación e incluso modificar nuestras conductas para generar menores emisiones de contaminación y de carbono que puedan generar un daño importante a nuestro medio ambiente. Todo se encuentra conectado.

REFERENCIAS
 Lancet. 2018 Jan 27;391(10118):339-349.
 Toxicol Res. 2014 Jun; 30(2): 71–75.
 Nature Reviews Cardiology volume 17, pages656–672(2020).

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